lunes, 20 de febrero de 2012

Una historia de ¿amor?

Hace algunos años, un niño nuevo entró a un salón de clases. Quisiera poder decirles que pasó y como lo presentaron, pero no lo recuerdo. Era un niño rubio, delgado, de ojos azules o verdes, tampoco lo recuerdo. Este niño era extranjero, francés para ser exactos.

El destino, si es que existe, lo puso en el mismo salón que una pequeña niña. Ambos de entre 8 y 9 años. Pequeños seres del universo llenos de inocencia y que no sabían nada de la vida. El tiempo pasó y de alguna manera se hicieron amigos. Digo de alguna manera, porque si ahora vieran a esa niña les sorprendería saber que ella ahora huye de cualquier chico que le parezca atractivo.

Los niños eran felices y se reían de cualquier cosa que el otro hacía. Él era un niño muy gracioso e impetuoso, lograba hacer reír a todo el salón con sus comentarios contradiciendo a la maestra de francés. Ella era la niña lista del salón y que le gustaba saltar la cuerda en el receso con los demás. Él se ponía las diademas de ella, ella se reía de lo que hacía.

En su cumpleaños él la invitó a su casa y ahí conoció a su familia. Eran muy amables. Su padre era chef y había ido a la ciudad por una oportunidad de algo, que para ese entonces no le importaba a los niños. Ese día, ella llevaba un overol con el cual creía que se veía ridícula y como un payaso. Él la llevó a su cuarto para enseñárselo.

Era una habitación bastante limpia, con un piso de madera y paredes amarillas. Seguramente su madre lo limpiaba todos los días porque ningún niño tendría el cuarto tan impecable como aquel. En aquel lugar, debajo de la cama, ella recibió su primer beso. Fue un beso corto, diría inocente, pero no lo fue... tanto, dado debajo de su cama. A escondidas.

Después de eso ella se fue de viaje un par de semanas. Unas vacaciones fenomenales, tan fantásticas que se alargaron un par de semanas. Cuando regresó a casa, había un mensaje en la grabadora. Era él. Era un mensaje de despedida. Él y su familia se regresaban a su país. Su voz era triste, mientras se despedía de ella. Ella lloró amargamente, aquella sería la primera vez que le romperían el corazón.

Hoy en día, puedes verla pensando en él de vez en cuando. Lo único que le queda de su primer amor es una foto y su nombre. Sólo el nombre: Steven.

Affection by procrastinations
*Cualquier parecido con la realidad es pura ¿coincidencia? 

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