miércoles, 26 de junio de 2013

Los gatos y la vida

Hoy decidí que mi gato debió haberse llamado Vida en vez de Anaximandro:

Yo adopté al gato, mi gato me cambió por mi padre.
Yo le doy de comer al gato, mi gato sigue prefiriendo a mi padre.
Yo le llamo al gato, él no contesta; mi padre le llama al gato, inmediatamente maúlla.
Voy y acarició al gato, la siguiente vez que me vea cerca el gato me muerde.
El gato decide que hoy dormirá conmigo, entonces la cama deja de ser mía.
Le intento dar jamón al gato, no le hace caso; mi papá le da jamón al gato y el gato pide más.
Tengo que levantarme temprano para irme, al gato no le importa y se queda todo el día en cama.

En definitiva, los gatos son igual de cabrones que la vida.


la foto más horrenda de mi parcial

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