martes, 6 de diciembre de 2011

Una última vez

-¿Estás lista?- preguntó con una sonrisa en el rostro mientras, se acercaba a ella y pasaba un brazo alrededor de su cuello

-¿De verdad tenemos que hacer esto hoy?- contestó la otra  evidentemente triste -Ya sabes que no estoy de ánimo-

Durante unos segundos se quedó callada, pensando. La soltó y dio unos cuantos pasos mientras, acariciaba su barbilla haciendo una exagerada expresión de meditación.

-En definitiva- respondió de nuevo sonriente y con un brillo malicioso en sus ojos.

La otra suspiró y simplemente se dejó llevar. La conocía bastante bien, conocía los ataques de locura que le daban y por eso no se le hacía raro que aquel día la hubiese obligado a recorrer la ciudad con ella. Ella iba de un lado a otro, sonriente siempre, tomando fotos en todo momento. La obligó en varias ocasiones a sonreír mientras tomaba una foto de ambas, cosa que parecía ser su objetivo.

-¿Ya son muchas fotos no crees?- preguntó un tanto fastidiada mientras se sentaba en el piso y soltaba un gran suspiro

-No. Nunca son suficientes- respondió la otra sin dejar de dar vueltas.

Así fue su día. Un día normal donde ambas pasaban un gran rato y se reían de sus chistes privados, escuchaban conversaciones ajenas e imaginaban mundos alternos con personajes ficticios. Sin embargo, pronto llego la noche y tuvieron que despedirse. Ella había olvidado momentáneamente la tristeza gracias a todo el alboroto que habían ocasionado en la ciudad.

-Estas muy loca- dijo sonriendo y mirando a su amiga dar piruetas sobre la acera.

Ella se acercó y la abrazó fuertemente sin decir nada.

-Lo sé, pero así me quieres- dijo sin soltarla -Muchas gracias- susurró en su odio antes de soltarla y sonreír mientras corría hacia su casa.

Habían quedado de verse al día siguiente,  a la misma hora y en el lugar de siempre. Sin embargo, las horas pasaban y ella no llegaba. Era normal que se tardara, la puntualidad nunca había sido algo característico suyo, pero jamás la había dejado plantada sin avisar por mensaje o algo. Con fastidio se levantó y empezó a caminar hacia su casa, tal vez se había quedado dormida.

Un brisa jugaba con su cabello mientras recorría el sendero hacía la casa de ella, era una brisa cálida y que le recordaba algo, aunque no sabía exactamente qué.  Al llegar supo que algo no andaba bien, algo dentro de ella se lo decía. Entró y fue hasta la sala. Todo estaba impecable. Sobre la mesa había un álbum de fotos rojo y una carta.


Querida Amiga:

Por favor no te enojes conmigo por no habertelo dicho, pero sabía que te pondrías mal y yo lo único que quería hacer era disfrutar un día más contigo. Te agradezco mucho por todos los gratos momentos que me hiciste pasar, por haber sido mi amiga y soportado mis cambios de animo y mis locuras. Quería que me recordaras con una sonrisa y con mis locuras, como siempre, por eso hice que me acompañaras ayer. No quiero que llores, me enfadaré mucho contigo si lo haces. ¿Te acuerdas de los análisis que tuve que hacerme? Pues al parecer no salieron tan bien, voy a morir. Lo sé desde hace como un mes, ya no me quedaba mucho tiempo; de hecho escribir esta carta se me hace sumamente complicado y cansado. Perdoname. Te dejo las fotos que tomé ayer, antier y todas las que he tomado desde que somos amigas. Esto es lo último que puedo hacer. Yo siempre estaré contigo, siempre y voy a cuidarte. Quiero que seas feliz, no dejes de sonreír y no te detengas nunca. Vive por mi lo que yo no pude y disfruta de todo al máximo. Lamento faltar a la cita de hoy, pero mi tiempo aquí ha terminado y lo último que me queda de él lo uso para escribirte esto. 


Te quiero y te quiero mucho.
Gracias por todo.
A.

1 comentario:

M Lara dijo...

Pues, chingá, qué quieres que diga? Creo que me apanicó tanto la idea de que algo así pueda pasar que me quedé en blanco cuando lo leí. Y para dejar de pensar en eso, te diré que tienes algunos errores :D pero nada que no se pueda arreglar. Trabaja en la concordancia (sujeto-verbo) y... solo sigue escribiendo. Te adoro, mujer. Soy tu fan número 1.